¿Qué significa validar las emociones en niñas y niños pequeños?
Validar las emociones es un proceso fundamental en el desarrollo emocional de niñas y niños. A medida que sus cerebros se encuentran en pleno desarrollo, están constantemente tratando de comprender el mundo que les rodea. Enfrentan una avalancha de estímulos que intentan interpretar, pero al ser tan pequeños, a menudo carecen de las herramientas necesarias para expresar con palabras lo que sienten. A veces, incluso a los adultos nos cuesta reconocer nuestras propias emociones, ya que muchos de nosotros hemos crecido en contextos donde no se les daba el espacio adecuado.
La importancia de poner nombre a las emociones
Las emociones son nuestras aliadas. Nos protegen y nos ayudan a enfrentar las situaciones que vivimos, pero para aprovechar este recurso natural, es crucial identificarlas y nombrarlas. Al ponerle un nombre a lo que sentimos, damos un paso importante hacia la autorregulación emocional. Esto es especialmente relevante para las niñas y niños, quienes están aprendiendo a navegar sus emociones en un mundo que a menudo les resulta confuso.
Como referentes de cuidado, nos convertimos en traductores emocionales para nuestras niñas y niños. Somos quienes les ponemos palabras a lo que sienten y les ayudamos a dar sentido a sus experiencias. Este proceso implica reconocer no solo sus emociones, sino también las señales físicas que acompañan a esos sentimientos. Por ejemplo, podemos decir: "Veo que tienes el corazón acelerado y los músculos tensos. Eso es porque estás enojado, entiendo que te sientas así porque tu hermana te quitó el juguete".
Ayudarles a identificar lo que sienten
Es útil mencionar las señales físicas, ya que esto les ayuda a aprender a identificar lo que les pasa. Si no les ayudamos a poner en palabras esas sensaciones, como un corazón que late rápido o los dientes apretados, será más difícil que logren reconocer sus emociones.
Al hablarles de estas sensaciones, les proporcionamos herramientas para que, con el tiempo, puedan relacionar lo que ocurre en su cuerpo con lo que sienten emocionalmente.
Además, validar las emociones implica crear un espacio seguro donde las niñas y niños se sientan libres de expresar lo que sienten sin temor al juicio. Esto se logra fomentando un ambiente de confianza, donde puedan compartir sus experiencias y saber que sus emociones son importantes y válidas.
El impacto a largo plazo
Este tipo de intervención es clave, ya que somos los adultos quienes brindamos las explicaciones y ayudamos a las niñas y niños a resolver sus conflictos emocionales. Cuando desde pequeños aprenden a ponerle nombre a lo que les sucede, esto contribuye enormemente a su salud mental a lo largo de su vida. Aprender a identificar lo que sienten les permite no solo comprenderse mejor a sí mismos, sino también desarrollar empatía hacia los demás.
En resumen, validar las emociones no es solo escuchar a las niñas y niños, sino también guiarlos en el proceso de entender lo que les pasa. Al hacerlo, les damos las herramientas necesarias para que, en el futuro, puedan manejar sus emociones de una manera saludable y consciente, estableciendo así bases sólidas para su bienestar emocional.
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