Criar desde lo Positivo: Cómo Evitar el “No” Constante con Niños y Niñas Pequeñas
Cuando tenemos niños y niñas pequeños en casa, puede suceder que, sin darnos cuenta, el “no” se vuelva parte de nuestro lenguaje diario: “no rayes la pared,” “no te subas a la cama,” “no grites.” Queremos guiarlos, pero estas respuestas automáticas, aunque bien intencionadas, pueden tener un impacto poco positivo. Y es que, a pesar de nuestras mejores intenciones, el “no” constante puede ser confuso, frustrante y, a veces, hasta contraproducente.
¿Por qué el “no” resulta tan difícil para los niños?
Cuando les decimos “no hagas tal acción” el cerebro tiende a enfocarse primero en la acción que mencionamos. Es decir, para comprender la prohibición, primero necesitan visualizar la acción que queremos evitar, lo cual puede hacer que el impulso de llevarla a cabo sea aún más tentador. Esta forma de procesar la información puede generar frustración o llevar a que insistan en la conducta que buscamos evitar.
Por ejemplo, si dicemos "no saltes en el sillón", primero decodificará "saltar en el sillón", para luego tratar de integrar el "no". En niños y niñas pequeñas esto puede ser complejo por la propia inmadurez de sus cerebros.
Redirigir en lugar de prohibir: una alternativa positiva
En lugar de utilizar un “no” directo, una estrategia mucho más efectiva es redirigir la atención hacia lo que sí pueden hacer. Por ejemplo, en lugar de decir “no rayes la pared,” podemos decir: “¡Vamos a pintar en esta hoja!” De esta forma, estamos estableciendo un límite de manera clara y, al mismo tiempo, ofrecemos una alternativa que satisface su deseo de explorar y expresarse.
Este cambio en el enfoque les ayuda a comprender las normas de manera más positiva y reduce la frustración. Al presentar una alternativa, también les brindamos opciones de exploración adecuadas, lo que refuerza su capacidad para tomar decisiones positivas y fortalece su autocontrol.
Beneficios de evitar el “no” constante
Optar por un enfoque positivo en la crianza tiene múltiples beneficios. Algunos de ellos incluyen:
Fomenta la colaboración: Al presentar alternativas y enfocarnos en lo que sí pueden hacer, nuestros hijos e hijas se sienten más propensos a colaborar, lo que reduce la cantidad de conflictos diarios.
Reduce la frustración: En vez de percibir límites rígidos y frustrantes, ven que hay espacio para sus intereses.
Fortalece el vínculo familiar: Esta manera de guiar desde lo positivo refuerza el vínculo con nuestras hijas e hijos, ya que se sienten comprendidos y apoyados, lo cual es esencial en sus primeros años de vida.
Promueve la regulación emocional: Al ir guiándolos hacia conductas adecuadas en lugar de simplemente prohibir, estamos ayudándoles a reconocer sus intereses y encontrar formas saludables de ejecutarlos.
Consejos prácticos para aplicar esta estrategia
Aquí tienes algunas sugerencias para empezar a aplicar esta estrategia en casa:
Piensa en alternativas positivas: Antes de decir “no,” piensa en una alternativa. ¿Hay algo que pueda hacer que sea seguro y que canalice su energía?
Reformula el mensaje: Cambia “no grites” por “¿Hablamos en voz baja?” o “no tires los juguetes” por “¿Guardamos los juguetes juntos?” Estas pequeñas modificaciones en el lenguaje pueden hacer una gran diferencia en la forma en que nuestros hijos e hijas perciben el mensaje.
Sé constante y paciente: Cambiar el “no” por mensajes positivos requiere práctica y paciencia. Al principio, puede parecer un esfuerzo, pero verás cómo rápidamente se convierte en un hábito que ayuda a toda la familia.
Criar desde lo positivo no significa evitar los límites, sino presentarlos de una forma que ayude a los niños y niñas a entenderlos y respetarlos de manera natural. Al reemplazar el “no” constante por alternativas y redirecciones, no solo creamos un ambiente más armonioso en casa, sino que también les damos a nuestros hijos e hijas herramientas para crecer con seguridad y empatía.
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